11.1.09


Un pequeño jazmín que crecía libremente en su prado. Su aroma atraía a cualquiera que pasara por su lado. Era imposible ignorarlo pues resaltaba de su entorno. Todo lo que necesitaba era un poquito de agua cada día, y el capturaba la mirada de quienes lo necesitaran. Era simple estar enfrente de el, los problemas se olvidaban, los sentimientos se perdían, todo lo que deseabas era seguir mirándolo y respirando su dulce aroma. Daba paz observarlo, dejaba una atmósfera de tranquilidad en su prado. Un día soleado de primavera, se marchito. Había vivido su tiempo y ahora el prado quedo vació. La tranquilidad se fue con el. En ese prado murió mas que un jazmín.

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