28.12.14

29 dias y 2100 noches

Y ¿Que decirte? si es uno mas de esos tantos otros días en que no se me permitió acercarme a susurrarte sonseras al oído como si no existiera nada mas que el bonito lunar de tu oreja y el dulzón aliento de mi boca. Que decirte hoy mas que otros días, si todas las palabras se me arremolinan y se mezclan, y danzan en un túnel infinito de hubieras, y pasados, y te quieros perdidos, y frases robadas. ¿Que decirte Y, que decirte? Decirte que alejarme nunca fue una buena idea, y que todas las fibras de mi ser se siguen resistiendo a esa cruel salida, la única posible, pero ¿Como hacerle entender a mi cuerpo que seguir guardando tu hueco entre mis piernas no me salva, y que todo aquello a lo que se aferra se vuelve tortuoso? Hoy decirte feliz cumpleaños queda corto, que lo pases bien, que se te cumplan los deseos, verte soplar las velas, todo queda tonto, queda chico,queda inútil. Hoy tirarte de las orejas y ver como se pone colorado el lunar, y besarte mientras todos miran, ponerme colorada dejar el espacio a alguien mas, y volver, y no abandonar el lugar entre tus brazos, hoy no alcanza a purgar los silencios que debieron desaparecer, y esa falta de charla de la que siempre fuimos victimas. Que decirte que no haya dicho infinitas veces  entre duermevelas infames en las que besos, y tardes, abriles y octubres,y dejarte ir entre personas que no volvería  a ver, y que no haya ensayado en cuentos de rimas difíciles, y finales tristes. Que decirte si te regale cada 29 y cada 24, y los días de invierno, y las noches de verano solitarias, y las lluvias de gotas y de lagrimas y de las otras, y de los otros; si en cada pestaña caída me jugué el destino, lo desestime y volví a intentarlo, inventándome toda clase de juegos y apuestas, y recurriendo a la trampa toda vez que no me conducía a ti. Y, ¿Que decirte? decirte que mis ritos y mis risas, en todas ellas, tu imagen fue génesis y principio, y camino, y regla, y meta, y sospecha,  Decirte, tal vez, que el haberte ido ha sido la mas acertada decisión, que el  no poder dejar salir a todos los te quieros y los cumpleaños feliz es, aun ahora, el plan mejor preparado para olvidarte,  y que el estar escribiendo esto no significa mi rendición, sino solo una tregua, un pacto. Y, quizás no hablarte sea la redención de ambos, pero siempre recuerda que solo me salvare cuando tu a salvo estés. Mientras tanto seguiremos sumergidos en la absoluta sopa animal del tiempo.

11.12.14

La nochera

Me acerco con sigilo y te busco a través de sollozos. No te encuentro. Lo intento de diversas maneras, y rastreo de vuelta el camino hacia tu puerta. No lo logro. Vuelvo a rememorar para hallarte en alguna de todas mis pequeñas tragedias, pero no sucede y me embarga el miedo a haberme alejado demasiado de mis memorias hostiles y no poder volver ya nunca a ver tu rostro, aunque mas no sea entre lagrimas de tristeza.
Indago en el repiquetear de la lluvia en el cemento y solo me topo con las ganas de oír tu zapato bailando sobre algún charquito.  No te hallo ni en el reflejo de las gotas donde anteriormente te escondías para atormentar mi pobre pasado. Me corro a un lado para mirar desde lejos y no, no puedo hacer mas que ver siluetas sin cabeza. No te encuentro.
No te encuentra ni mi  loco corazón revoltoso, ni mi solitaria alma perturbada. No te halla ni el sonoro beso que te anhela, ni el gustosos abrazo que te espera.
Entre espejos de agua fresca te busco pero me enfrento únicamente a mi rostro que mira con deseo, cierra los ojos desesperanzado y da la vuelta para volver a intentar en otro charco. Y, en el vaivén, se demora una gota de otro tipo, con un brillo cansado, como aterciopelada, amarga por demás. La gota amarga y la gota espejo se encuentran por un momento y dialogan rodando por el mismo pómulo ardiente. Vienen de distintos lugares pero buscan lo mismo.
Y yo sigo acercándome con sigilo a personas lejanas a la aspereza de tus manos, que no conocen tus rulos, y no saben de tu existencia infinita. No te hallo. Te busco y no apareces. Conozco tu nombre pero no te encuentro y te busco, y aveces lloro, pero vuelvo en si y no te busco, por un rato al menos.

18.10.14

Los sueños

Hace tiempo que te pierdo, y me pierdo  a mí misma, a la parte de mi misma que se impregno en tus ojos.  Y el no ver tus ojos me lleva a no verme, me lleva a omitirme, me induce a desaparecer. Fantasma ya soy, como el recuerdo de tu boca tibia que se aleja de mis memorias más lejanas. El espectro de tus finos labios sigue desprendiéndose de mi boca, y aun puedo sentir el triste tacto de aquel beso infame que me arranca la vida a jirones.  Este fantasma de mi misma que hoy soy no te busca, no te desea, no te guarda,  solo se resiste a perderse entre las fotos desteñidas de lo que fueron nuestros veranos. Palabras resuenan en mi mente, y al cerrar los ojos, entre colores, sigo viendo tu cruel silueta que se mece y se pierde, y vuelve, y se mueve, y me marea el extrañarte, o el extrañarme. Me marea el extrañamiento, me marea tu imagen que sigue ejerciendo poder en mi pobre cariño. Encontrarte sin buscarte en alguna esquina, en algún zaguán, en algún te quiero. Reencontrar el susurro de tu hablar cansino entre los estremecimientos de mi piel solitaria.  Encontrarte y en vos volver a reconocerme. Hace tiempo que te me escapas, y se me escapan las ganas, y se me escapo septiembre, y en ese baile se me va el dolor. El dolor se va, y se va el tiempo en que coincidimos y se termina de deshilachar la hebra que nos unía, y los labios finos se alejan del beso eterno. Escribirte se vuelve lento, describirte se vuelve frío, recordarte se vuelve esquivo, y extrañarte… ¡George no permita que se vuelva definitivo!

20.9.14

En esta carta te pido mis disculpas.

Queridisima Julia:

¿Que decirte Julia mi amor?: Todo se ha derrumbado de nuevo y perezco intentando encontrar la forma de rearmarlo. Pero vos sabes que entre ruinas no sé construir, vos sabes que me quedo vagando en ellas y busco pedacitos de tardes para recordar, y me quedo, y cada tanto se me cae una sonrisa, vos sabes eso. Hace tanto, amor, que las palabras no me son inocentes, hace tanto que me hieren, que me empujan, que luchamos, que me envuelven, que me ganan la pulseada... Julia sin vos todo es mas simple, todo tiene gusto a mediodía, pareciera que los días son despejados, pero ¿acaso no hay magia en los atardeceres, en las lluvias de verano, en las gotas repiqueteando en el pavimento de alguna calle surcada de pozos y de historias, y de tiempos, y de pasados, y de transeúntes que se toman de las manos?; ¿Acaso no hay belleza en lo intrincado, en lo complejo, en lo misterioso, lo extraño?  ¿Acaso no son maravillosas tus mejillas sonriendo? Ya te lo he dicho amada mía, no me muero, pero pierdo la vida a retazos. El fantasma de tu silueta abandonando mi habitación me persigue, la barbarie de tu ausencia me atormenta. Ya no se como expresarme, porque Julia no es mi intención reprocharte, detente en esto al leerlo: Nada es tu culpa. No encuentro momentos para escribirte, escribirte es mi único momento.Y, aunque la humanidad se me escurra entre los dedos, y ya no me quede fuerza para retenerla, todavía me quedara un instante para aferrarme: aquel en que hasta los bellos de mi pecho se erizaron al rozar por vez primera nuestras manos. Y así me voy despidiendo de ti,  (también de mi un poco, porque me pierdo lejos tuyo), llorando de a ratitos, deseando seas libre y vueles alto, y anhelando por sobre todas las cosas volver a mirarte a los ojos.
Adiós Julia mi vida.

Lorenzo.

16.6.14

Tuvimos la sombra rondando tan cerca amor mio.
 Estaba en cada esquina espiándonos. 
Nos observaba besarnos, y era tan terrible como hermosos tus labios.
La recuerdo acercándose lentamente, y nuestras siluetas inmóviles, amor mio no supimos que hacer. 
Es que estábamos atrapados en el abrazo y eso era suficiente para no sentir miedo. 
El temor vino después, ¿recuerdas? porque la sombra no se alejaba. 
Tuvimos la sombra cercándonos, amor mio, estaba en cada paso que dábamos. 
Nos mirábamos y en lo profundo de tus ojos yo buscaba hundirme.
 Quería pedirte que me liberaras de todo el mundo y de esta sombra que nos envolvía. 
Te recuerdo oscuro como la noche en la que la sombra nos perseguía.
Me dijiste que este podría ser el final de todo lo conocido.
 No supe hasta que punto eran ciertas tus palabras.
Tanta muerte tuvimos que llorar amor mio. 

11.5.14

Envio una carta con respuestas

Querido Lorenzo:

 Se que tal vez es tarde, tal vez ya me soltaste, tal vez leas esto y otros ojos te acompañen, tal vez. De todas maneras Lorenzo amado necesito contestarte aquellas preguntas que te quedaron en la garganta, quiero darte las respuestas que no te atreviste a exigirme. Se que en cada carta que escribiste censuraste tus reproches, porque es claro que eres demasiado gentil para insultarme. Lorenzo, mi vida, todo es mi culpa. Detente en esto al leerlo:Todo es mi culpa.Me escape de ti por miedo, corrí ante la evidencia de amarte y me aleje a la vez de ti y de mi misma. No se manejarme en la felicidad, vos sabes. Me levanto ante ti como la silenciosa mujer que no supo que hacer con sus palabras. No se lo que digo, y puede que nada tenga sentido ahora, pero hacerlo me hace sentir mas cerca de tu ojos ámbar. Tu decisión de dejar de esperar me lastima aunque se que es lo mas justo para vos mi amor y te respeto. Confío en que aunque las distancias sean eternas y las ausencias desgarren, tu voz y la mía seguirán uniéndose en las brisas de abril. Lorenzo querido, aun en las noches mas frías te recuerdo y no hay mañana en la que no me levante con la ilusión de encontrarte a mi lado. Cada otoño me asaltan tus fantasmas, las memorias de nuestro pasado, todo aquello que habíamos soñado... y todo lo que destruí por miedo. Convivo con el amor que siento por ti y me abrazo a la idea de volver el tiempo atrás, pero me despierto amor mio, me despierto y la realidad es...es... bien, no se que hacer con la realidad. Al menos me reconforta el saber que cada lagrima que derramo es por tu causa porque en ellas te reflejas y así puedo verte. Y así, suspirando, me voy despidiendo, enviando esta carta con respuestas, extrañando tu pecho cálido, y rememorando cada sonrisa maravillosa que tuve el honor de provocar en ti. Adiós Lorenzo eterno, gusto en haber compartido tus instantes y afán por volver a encontrarte en algún verso.

Julia.

11.4.14

Cartas a Junio.

Junio:
            Te escribo esta carta para distraerme la mente, pero lo único importante que tenes que saber es que te escribo para no decirte nada. Lo hago así porque las ideas parecen fluir mas libres. 
Te escribo esta carta que vale por las quinientas que deseche, pero eso no lo tenes que saber. Hoy, mirando una serie, vi algo que me hizo pensar en vos, en las ganas que tengo de decirte mil cosas, o no, mejor no te digo nada y te escribo para eso. En realidad lo único que quiero es que seas vos quien quiera decirme algo, y recibir una carta que no diga nada, incluso que este en blanco, pero que te pertenezca.
Te escribo para contarte que llovió toda la tarde, y que hace tiempo que no me gusta mas la lluvia; que en las gotas te mire y sentí que vos también me mirabas desde otras gotas a través de la ventanilla de la ventana de un auto, y me preocupe, al punto de que sigo pensando. Pero borralo esto porque no te escribo para contarte alguna cosa, vos todo lo sabes y yo nada se cuando vos ocupas entera mi cabeza. Pero esto tampoco te pertenece. 
En fin, te escribo porque siento que se me desbordan los recuerdos, e intuyo que tenes ganas de recibir una carta, sin importarte lo que en ella se diga, solo por el hecho de que este destinada a tocar tus manos, desnudada por tus ojos, y te pertenezca... Justo ahora no se si estoy hablando de ella o de mi, que quiero justamente lo mismo de vos que aquello que vos queres de la carta. 
Yo soy la carta que escribo para no decirte que te amo.

 Camila.

8.4.14

Rosebud

La cantarina voz del viento, arrullo de la noche fría, se mecía entre los oídos pequeños de una virginal muchacha. Había un dejo trágico que hacia temblar las hojas de los arboles, y en el se adivinaba una ausencia. El polvo de las calles se arremolinaba y formaba graciosas siluetas que danzaban y se perdían en la noche, danzaban y corrían su tiempo efímero, danzaban y se paseaban unas con otras hasta estallar en el pavimento. Sombras de la oscuridad que se adherían a los muros y se fusionaban con recuerdos, y entre tanto soplaba un aire húmedo que susurraba temblando "Rosebud", y aun sin llegar a darse a entender, provocaba conmoción en la pequeña de ojos profundos que llenaba sus pulmones y exhalaba poemas, canciones, versos, flores y lluvia. Sobretodo lluvia. Lluvia con gotas frías que resbalaban, se unían, paseaban, y, tanto el viento como su boca desesperada, las esperaban para hacerlas saliva, y nuevos gritos que la noche sigue meciendo aun hoy. 

7.4.14

Monologo

Había en aquella muchacha un soplo de temor. Caminaba danzando su tango lento, y aun en sus pequeños pasos se adivinaba el miedo. Le susurraba al viento su monologo:

.- "Te temo a ti y a morir por un cruel desencuentro con tus ojos; que no me mires y convertirme en ausencia. Que el espectro sea yo, pero sin rosas esta vez. Que tus ojos no posados en mi tengan el poder de quitarme humanidad, carne y sangre. Pánico, pánico a que esa mirada tuya, otrora seductora, hoy no me toque, ni me roce, ni se acerque a mi por tanteos torpes; no me busque, no me halle, y entonces convertirme en silueta descolorida, sombra vaga entre otras gentes. Y todo lo propicien esos dos ojos tuyos que antes hubieran muerto a dejar de mirarme, y hoy se cierran y se abren sin participarme de ello. Que cada pestañeo sea un día y el tiempo que media entre ellos la noche; que me resten vida poco a poco hasta que un día el pestañeo se vuelva lento, se corte en silencio, y ya no me de cuenta ni del paso del tiempo. Y, entonces, el beso de tus ojos se vuelva frió, y el brillo de los míos opaco, y se desenrede la madeja de mis días hasta desasirme del ultimo cabo. Entonces tus ojos se cierren y se me vaya la vida."

18.3.14

En esta carta me abstengo de respuestas

Queridísima Julia:
 He mantenido este soliloquio por demasiado tiempo, tanto que se me estiro hasta transformarse en algo nuevo.  Me asaltan preguntas como siempre: ¿Sera que me reconocerás en el cielo? ¿Recordara tu boca mi nombre? No lo sé, nunca lo sabré, vuelvo a mi monologo.  Julia no quiero olvidarte pero tu omisión me obliga, me empuja a dejar partes de mí atrás, partes de mí que ya se fueron contigo donde quiera que estés. Todavía no atranco mis barcos en ningún puerto  y no apoyo mis pies ni para tomar impulso pero la ausencia es tan intensa que me dobla y a veces hasta me quiebra. ¿Recuerdas aquello de robarte estaciones? Ya se acabó, me atrapaste, pero quédate tranquila Julia mi amor que pronto te devolveré los otoños. Abril me asesino tantas veces, tantas, querida, tantísimas, ya no sé cuántas, pero mayo me despierta y en Junio ya estoy como nuevo.  No es para incomodarte, vos me conoces,  pero se me acumulan tantas dudas en la garganta que apenas puedo tragar, apenas puedo seguir adelante Julia. He reducido tan drásticamente mi vida a tu adoración que dejar de esperarte me puede llegar a matar, sin embargo me rindo a lo inevitable, me rindo a ti nuevamente, y tomo tu huida como un desafío.  Te sigo amando, aun a la distancia, pero ya no puedo esperarte, ya no espero tu vuelta. En esta carta me abstengo de respuestas. Julia, aplaco mis dudas, acallo todo lo que de una forma u otra siempre he querido gritarte, hoy me despido amor mío. Mi llanto ya no te rozara la mejilla, ni mis suspiros te despeinaran los cabellos.
Fue gustoso enfocar mis ojos en ti, y todo mi afán por tu felicidad te seguirá a donde vayas. Adiós amiga infinita.

Lorenzo.

7.3.14

Lucía de Uruguay

Lucia no podía dejar de amar. No dejaba de amar al hombre que la había hecho viajar de Liniers a Estambul, de Montevideo a la vida, que la había arropado en su pecho, y que, acariciando su frente, le había jurado, por vez primera, amarla eternamente.  Ese día con aquel juramento se comenzó a desenlazar la hebra fatal: desde entonces lo había guardado en su pecho y, aun cuando lo había visto marcharse en varias oportunidades, lo seguía cuidando cada día. No dejaba de pensarlo, volvía a él cada vez con mayor deseo pero con menos tiempo.
La uruguaya zigzagueaba entre esperanzas y lagrimas, tal como él lo hacia entre su boca y otras tantas. Iban y venían seduciéndose, aleccionándose, odiándose, aunque el hecho de odiarlo, a Lucia, no le impedía seguir dejándolo ocupar cada peca de su mejilla, y todos los pliegues de su piel.
La muchacha lo protegía entre sus dedos y cerraba el puño para no dejarlo huir, para retenerlo como se retiene el oxigeno en los pulmones pero él mismo se encargaba de exhalarse de la cama en la que Lucia yacía exhausta, sudada, adolorida, temblorosa, sonrojada, desesperada... Se expulsaba  de la habitación cerrando la puerta sin mirar atrás con la soberbia propia de quien sabe que dirige la orquesta pero procurando no olvidar el largo y sinuoso camino de vuelta, Hanseleaba. Se arrancaba violentamente hasta del cuerpo de la niña, en forma de gemido, en el aire de un suspiro, o en la humedad de sus lagrimas; y ella se resistía absurdamente censurando los impulsos de su cuerpo para no quedarse sola.
Lucia no quería dejar de amarlo aunque con eso se consumieran sus días, aun cuando intuía su futuro como cenizas, pese a que lo detestara ardientemente por haberle robado la niñez de a jirones.  

18.2.14

# 8

Había noches en que Junio recorría los túneles lejanos de su pasado. Aunque eran oscuros y húmedos, le gustaba volver cada tanto, como los héroes que vuelven a su tierra amada después de un largo periplo.
La oscuridad lo obligaba a asirse de los fríos muros, y al tocarlos sucedía que volvía a el una tarde especialmente calurosa y la sensación de arena mojada en sus pies que se entregaban a esa textura granulada; era la tarde en que por primera vez había hecho el amor, y, susurrando al oído de su compañera, había cantado tres palabras peligrosas: "yo te amo". Las manos le sudaban y temblorosas se alejaban de la pared espantadas.
La humedad lo envolvía mientras exploraba esos laberintos abandonados, lo impregnaba de sensaciones: unos labios carnosos que lo acariciaban suavemente, que le suspiraban cerca del pecho haciéndole erizar la vida, y la tibieza de una lengua divertida que jugueteaba en su cuello.
Le gustaba volver a estos pasadizos sin ninguna razón ni plan, solo le daba placer volver cada tanto a besar bocas que recitan poemas, y canturrear canciones infantiles a los gritos en las calles. Pasaba caminando lentamente por ciertos recodos del túnel tan solo para sentir de nuevo las risotadas agudas de una amante pasajera que gustaba de las cosquillas en los pies antes de amarlo; para ensayar melodías de piano en la espalda de aquella bella mujer que paralizaba hasta al viento con solo detenerse a mirarlo.
Temblaba mientras caminaba, quería escaparse pero seguía, era un dolor placentero, pasajero, que zigzagueaba según el lugar y la noche. Sucedía que los túneles no se mantenían quietos y en silencio, preferían jugar ellos también con las memorias: movían cumpleaños y desordenaban fechas, gritaban mentiras, y a veces contestaban preguntas que jamas eran formuladas; las paredes charlaban entre ellas, contaban los finales de historias que todavía no habían empezado, y lloraban para que se les permitiera salir a pasear. Cuando se descontrolaban sus recuerdos Junio corría entre ellos tarareando una melodía cualquiera, y se sentía tan cronopio cuando se atropellaba con alguna memoria que le susurraba "no vayas a lastimarte".
Había noches en que Junio disfrutaba de pasear por sus pasados, y en las tertulias de sus recuerdos, le gustaba entender que todas las mujeres eran la misma, y que, a pesar de los abriles crueles, seguía estando Camila.

11.1.14

Ardiente mi piel te espera.

Fantasmal tu silueta me parece aun cuando cada noche en mis ojos se esconde. La sombra que a tu cuerpo asemeja, baila en los espacios de mi mente y entre las memorias mas insólitas se hace presente.
Ya no puedo recordar tu voz pesada, ni tus muecas al reír, ni las ondas en tus cabellos. Yani recuerdo la forma de modular tu nombre en mi boca, aunque ésta no olvide el sabor de aquellos labios tontos que alguna vez le enseñaron lo que un beso tiene de peligroso.
Penosa es la forma en que mis pestañas buscan caer al abismo con el único propósito de cumplirme un deseo, y mas triste es aun el poco poder que demuestran cada vez.
Doliente mi cuerpo aguarda el momento exacto en que desaparezcas de las reminiscencias de mis sentidos; el instante en el que los sonidos, sabores, perfumes, texturas y caras dejen de conducirme al único camino conocido, transitado, vivido, aquel camino en el que ya no puedo encallar mis barcos, ni acallar mis cuentos. E, incluso cuando reconozco el vacío, mi ardiente piel te extraña, te sospecha ausente, te vuelve a elegir y te añora.
Mis manos, cansadas de tocar sin sentir, solo alcanzan a manotear los lapices con la absurda intención de delinear todo lo que de ti me queda: unas pocas oraciones sin sentido, un par de ojos curiosos con largas pestañas curvadas, un pocito en la pera, algunos lunares que cuentan historias, una cicatriz en la muñeca y la ingenua ilusión de que dos que se aman se esperan para siempre.
Ardiente mi piel te espera, te sabe lejos, te intuye muerto, pero espera. Espera volver a verte o al menos terminar de morir.