22.6.16

La desaparición de las luciérnagas


Y silencio, finalmente. Silencio y vacío, al fin vacío de dolor y miedo; al fin silencio de fin. Salida, túnel, luz y silencio. Y, tiempo dilatado que convierte el presente solo en una imagen que se estira y desgarra en el pasar del tiempo.Lentitud de final. Y, ante todo, silencio de muerte. Pero relajación: los músculos se sientan, abandonan la tensión, y los ojos de pierden para luego cerrarse y abandonar finalmente la vigilia.
Silencio de descanso y gotas que ¿quien sabe de donde se derraman? Pero las gotas parecen detenerse en cada instante de mejilla y hacerlo arder. Cada gota un recuerdo y cada silencio un olvido. Y se fueron las tardes de sol, y los viajes, y los deseos, y la música, y los pasos,y los caminos. Pero abril se queda, y se queda la plaza, la maldita plaza. Y, se resisten algunos nombres. Se borran fechas y fiestas, y en su lugar reaparecen silencios enterrados.

Silencio de desesperación que también se dilata y se arrastra por mi mejilla el silencio. Soledad, ardor, y silencio pero ya no vacío. Ya silencio dolor. Ya silencio terror. Ya abril de lluvia y oeste. Abril de volver y perderse. Y, las gotas siguen lloviendo, pero los ojos siguen cerrados aunque ya no son miedo.
Terror y silencio y grito ahogado que golpea la garganta. Respiración entrecortada y sonido de vació. O sonido de silencio. O grito que no resiste... O grito que no resiste, y silencio de grito.