31.8.11

Trizas

Fumo y en el humo creo ver tu rostro, aunque tus ojos están cerrados. ¿Por que? Y creo ver también, arremolinándose, cada recuerdo que dejaste atrás, cada instante que queda a pesar del portaso, a pesar de la ausencia, a pesar del humo. Fumo y, entre tanto desanimo, recibo tu toque, el que me legaste hace tiempo cuando tu toque no se hacia esperar. Y, mientras tanto, aspiro ese veneno de increíble ardor, ese que me aleja y me atrae simultaneamente. Aquel sensual abandono al dolor que me deja tirada en el pasto, por momentos acurrucada, siempre aferrada a nuestros momentos de ayer. Fumo porque de algo hay que morir, y me encamino hacia allí de la mano del humo y tu recuerdo, fatales en iguales proporciones. Me acerco y voy escuchando tu risa entre mis respiraciones y mi corazón que palpita desbocado de miedo y de desamor, y, ahí mismo, recuerdo la verdad: que hoy sos solo el silencio mas frió, sos el espejo de juramentos quebrados y maldiciones nuevas. De a ratos vuelvo en si con una fuerte tos que se escucha lejana como si no me perteneciera, pero se que esta dentro de mi así como todo lo que eramos. Fumo porque el miedo me ataca y doy un paso atrás y vuelvo a empezar. Vuelvo a fumar para despojarme de lo que soy, así que dejo entrar tu fantasma a mi mente pues allí siempre nos podremos encontrar. Se apaga con un suspiro, lo prendo y fumo. Con cada pitada estoy un paso mas cerca. Fumo y creo tocar tus manos heladas, y busco calentarlas entra las mías, pero es una ilusión, son las mías las que están frías, y las tuyas no están. Fume para olvidar y llegue.

15.8.11



Cada vez iré sintiendo menos y recordando más, pero ¿Que es el recuerdo sino el idioma de los sentimientos? Un diccionario de caras y días, y perfumes que vuelven como los verbos y los adjetivos en el discurso, adelantándose solapados a la cosa en sí, al presente puro, entristeciendonos o aleccionándonos.

Julio Cortazar, "Rayuela", capitulo 12, 1963.

11.8.11

Amar a Louise




Amar a Louise es algo mágico, es de las personas con las que no se pueden hacer planes, cualquiera se deshace cuando comienza a imaginar futuros, cada hoja de ruta armada parece desdibujarse bajo el peso de sus sueños. Solo basta que le presente mansamente mis ideas para que en cuestión de segundos las transforme, pero al final del día sus cambios solo mejoran cada ocasión. Amar a Louise tiene una cuota de aventura que aveces llega a asustarme. Sus locuras comienzan muy temprano en la mañana y parecen ser infinitas, pueden durar minutos, o temporadas enteras; pueden comenzar como un error o pueden ser producto de un plan pensado de antemano. Lo cierto es que cada vez que Louise se queda en silencio es para mi un estremecimiento generalizado, un dolor agudo en la barriga, un cosquilleo en los brazos, y la sensacion de que todo es un juego. Amar a Louise es fácil, solo que aveces duele y agota, pero el resultado es una maravilla. Duele porque su amor se siente con fuerza en todo el cuerpo, arde en cada fibra; su amor (al igual que su personalidad) es como la chispa de una fogata que da gusto de ver pero quema si te acercas demasiado, y así mismo solo deseas acercarte mas y mas. Agota porque requiere de un amor todo terreno que se banque el piso, el polvo, la lluvia, el barro, el campo; un amor que no tema, que este siempre a disposicion de sus locuras, un amor como el mio. Finalmente, es maravilloso porque no hay nada que se compare a su sonrisa mostrando los colmillos, a sus gestos, a sus palabras tan tiernas tan inesperadas, a las muecas de su rostro, a los ángulos de su cara, al lunar debajo de sus ojos, a sus manos apretándome fuerte, a sus dibujos, a sus ideales, a sus enojos, a sus divertimentos, a sus vicios tan cautivantes, a sus pensamientos tan libres, a sus pupilas que se dilatan y se contraen de forma graciosa; Nada se compara a la singularidad irremediablemente maravillosa de su compañía. Amar a Louise hace temblar cada día mi mundo, desacomoda mi rutina, hace bailar mi corazón, levanta mi humor, y me amarra en un puerto seguro a la vez que me lleva a navegar por lo desconocido. Amar a Louise es como amar a Julio pero cambiándole el nombre.

8.8.11

30-07-11



Lo que dejaste en mi cuarto fue mas que un perfil definido en tu rostro, una postal exacta de lo que debe ser el amor como aspiración máxima, lo que abandonaste fueron todos los ingratos momentos que pasaron hasta nuestro amado encuentro; lo que dejaste aquí, adorado mio, es más parecido a un sinfín (y sin origen) de sutilezas que se aprietan, que se agolpan, que se desviven por nombrarte una vez mas, que se reprimen en la voz que te recuerda. Sutilezas y algunos retazos de nosotros, retazos de ti y de mi, fue lo que dejamos colgados en mis armarios, lo que olvidaste en el paso al baño cuando todo eran nubes de formas extrañas, luces en movimiento, humo y esa feroz resignación de nuestros cuerpos en un tiempo remoto, y a la vez, ingrato, y a la vez maravilloso; el tiempo de los amores de puños cerrados, de labios mordidos, de secretos y la cruel libertad de decirlos; el tiempo en que todo estaba dormido, en que la luz inspiraba y el brillo le daba el toque esencial; el tiempo en que se sienten retazos quemados en los cuales palpitan, recién escritas, las palabras que rememoran a ese tiempo, ese hombre, ese chocolate, ese dulce toque que suaviza memorias e impide olvidos.

7.8.11

Suelo tirar monedas, creer en cuentos, llorar inviernos, quemar recuerdos, correr al tiempo, romper barreras, sortear espacios, bailar la vida. Suelo dormir en el viento, perder a las cartas, ganar momentos, jugar con tus labios, vivir imaginando, besar las palabras, seguir pies ajenos, volar .