Estaba en plena construcción de un alma. La tenía casi lista. La había estado trabajando desde hacía muchos años atrás, cuando las personas alcanzaban a las estrellas. Le había puesto un nombre, demasiado común quizas, su nombre era Laura. Y la adornaba con tules y flores. Estaba construyendo un alma, y no sabía como terminarla. Sugerencias escucho de todas partes, y finalmente le dio un toque de picante, y un perfume de jazmines. Estaba orgulloso de su obra. La liberó y le deseo felíz vida.
Muchos años despues, una tarde de verano en la que no corría ni una leve brisa, volvió.
Ya no era la misma. Estaba sucia, triste y gastada. Tenía telas rotas, se le habían perdido los tules, y olía a desilución.
Al verla, una timida lagrima rodo entre sus arrugas. El alma le pidió que la reconstruyera, la mejore y la limpie.
El, la miró de arriba a abajo. La tomó de las manos, y mirandola a los ojos le dijo:
-:Te imagine, ahora te toca darte vida.
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