3.1.09

La extraña costumbre de justificar a quien me lastima.

"La confución se ha apoderado de nuestras vidas, y cada palabra nos aleja más y más de la verdad, la cuál está perdida entre la densa neblina de la tristeza. La causa de tal situación, indudablemente, ha de estar fuera de los límites de nuestro entendimiento.
El estar juntos debe fortalecernos, sin embargo, cada segundo parece adentrarnos más en la inmensa oscuridad. El caos nos ha llevado a un estado de ausencia singular, y soportamos mirarnos al espejo y ver un reflejo casi transparente de lo que, alguna vez, fuimos.
Sumisa bajo el manto gris de la tragedia, la vida no parece haberse enterado de los hechos, reposa, al parecer tranquilamente, con la paz de quien no espera más, que al otro día.
Semi dormidos, los sentimientos, se aferran a los recuerdos -de una textura extraña, plateados y transparentes-, que se han arremolinado en nuestras cabezas. Sufrimos el asedio constante de las memorias recientes, demasiado nitidas todavía, frescas en el subconciente, persistentes y enfermizas, he de agregar.
Pero todo ha de encontrarse en un contexto fuera de lo cotidiano, fuera de las fronteras de la razón. Y, esa, es la dolorosa realidad que ha de justificar cualquier error, aunque eso signifique mi derrota personal. Uno para todos y... el mismo para nadie."
Hay vientos demasiado dificiles de atravezar, tan complicados de afrontar que terminan torciendo nuestros caminos.

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