Que simple es aceptar una mentira bien contada. Después de todo, la verdad absoluta no existe, encontrar una verdad es difícil, y, por lo general, descubrir la verdad es doloroso.
La honestidad no es un valor sobre estimado, al contrario esta desvalorizado, en estos tiempos. Ahora, lo importante no es lo real, lo neto, lo puro, lo que importa es la apariencia.
Una verdad inoportuna es despreciada, en cambio una falsedad que quede bien es aplaudida, y facilmente asimilada. Las personas solemos cometer el error de ver lo que queremos ver y, todo lo demás suprimirlo. Llegamos a creer en disparates tan solo para no enfrentarnos a nuestros miedos. Si, somos cobardes irremediables. Somos soldados invisibles camino a luchar contra la sinceridad.
Admito que no es una elección premeditada la mentira, mas bien es una acción fortuita producto de las circunstancias. Nadie llega a comprender las razones de una mentira, ya que tienen que ver con fugaces momentos de infortunada malicia, o desconocimiento.
La verdad es que no existe la verdad ni la mentira absoluta, así como tampoco existen el bien y el mal puros.
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