25.5.09

Simple reflexión sobre la vida.

Muchas personas viven la vida preguntando cual es su sentido. ¿Cuál es el sentido de vivir?, ¿Qué se debe hacer con todo el camino que tenemos por delante?, ¿Qué verdades se nos ocultan?, ¿Por qué se nos ocultan? ¿Para que estamos aquí? ¿Vale la pena sufrir? La vida es o se hace, nosotros estamos o somos. ¿Es lo mismo ser que estar? Tantas preguntas hay, tan pocas respuestas obtenemos.
Somos lo que somos, esa es la realidad. Nuestra identidad se compone de una serie de decisiones simples, otras complejas, algunas buenas, otras malas, algunas imperceptibles, otras con consecuencias. La decisión es el primer paso para afrontar nuestros destinos, por empezar, decidimos vivir. Pero, ¿Vivimos en verdad? En realidad no es tan importante saber hacia adonde vamos no es indispensable tener un plan de vida, a veces es mas interesante enfrentarnos con sorpresas y acontecimientos inesperados. Y así, todas las verdades del mundo se nos van a presentar por si solas. Durante el trayecto de la vida, se nos revelan cada uno de los secretos de la existencia. Con este razonamiento deberíamos llegar a la adultez con la sabiduría necesaria para ser felices. Pero no es así, y es porque cada conocimiento se descifra y hay que saber mirar los fracasos desde la perspectiva positiva. Los conocimientos se aprenden con los errores, tropezar y volver a levantarse deja siempre una huella y una enseñanza.
Uno se pregunta con cierta cuota de reproche, porque los momentos felices duran poco, o porque son escasos, y, nunca nos preguntamos porque seguimos viviendo de la felicidad en blanco y negro. Porque seguimos viviendo de los recuerdos que ya fueron, y que no volverán. Y es que, es una característica de la felicidad ser esquiva, y quizás, es uno de los motivos por los que la tenemos en tanta estima, ya que no solo es placer, sino gozo de calidad que no se da frecuentemente. Lo maravilloso de la felicidad es que es un instante fugaz en el tiempo, y pasa. No nos permite acostumbrarnos, no nos deja habituarnos, lo que conlleva que sea imposible su transformación en un sentimiento aburrido y rutinario. Pocas veces nos planteamos la posibilidad de abandonar el pasado, para seguir en paz en el desandar de caminos. Somos animales de costumbres, y cuando nos habituamos a la tristeza nos convertimos en personas tristes, ahí el ser y el estar equivalen a lo mismo.
En la vida hay un tiempo para todo, y aunque pensemos que las oportunidades se dan una sola vez no es exactamente así, ya que las posibilidades son infinitas, lo que pasa es que son siempre diferentes y en distintos tiempos. Hay que estar abierto a explorar nuevos rumbos, y no tenerle miedo a los cambios porque el cambiar es parte del crecer y es inevitable. Es tan inevitable crecer, como que la luna salga cada noche. La luna puede verse o esconderse, pero sabemos que ahí esta, y que en cualquier momento puede aparecer detrás de una nube.
El crecer es una aventura que todos vivimos, pero cada uno a su manera. Hay un tiempo biológico y uno psicológico para hacerlo, y tarde o temprano llega el día en que nos percatamos de cuanto hemos crecido y madurado. Y nos llega la hora de plantearnos viejos enigmas que ahora pueden encontrar respuesta. Lo importante es no olvidarnos de quienes éramos, no permitirnos traicionar al nene lleno de sueños que abandonamos hace tiempo. Lo importante es que el día que nos encontremos con ese pequeño que solíamos ser nos pueda mirar a la cara y reconocerse en nuestros ojos, y nosotros encontrar nuestro reflejo en sus ojos.
La vida no es simple, pero no es tan difícil como se la plantea, no es dramática, no es triste, no es mala, no es injusta. La vida es simplemente un papel en blanco que nos regalaron junto con una lapicera. La hoja de papel no tiene la culpa si el escritor escribe mal, si no se le entiende la letra o si escribe groserías. La hoja de papel esta ahí quieta, sola, esperando que la lapicera se apoye en ella y comience la historia que cada uno quiera contar. Lo que queremos o no que tenga nuestra hoja, es problema nuestro. Si la lapicera se queda sin tinta, no es culpa de la hoja, y es nuestra responsabilidad conseguir otra. Lo interesante es llenar nuestra hoja de vida de lo que somos, llenarla de colores, cubrirla de fotos, que rebalse de risas, que este húmeda, pero solo un poquito. Al final la vida vale la pena si en realidad la viviste, porque sobrevivir y vivir no es lo mismo. Sobrevivir, tal como lo dice la palabra, esta por debajo de la vida, es una seudo vida, como la vida de un fantasma. Como la vida de un espíritu sin cuerpo, o un cuerpo sin esencia. Sobrevivir es vivir un poquito. Sobrevivir es tenerle miedo a vivir, y tratar de imitar la vida, pero sin desafíos. Sobrevivir es para cobardes. La vida esta hecha para los que se animan a intentar. Vivir, solo viven los valientes.♣

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