2.5.09

Ni tan arrepentido, ni encantado de haberme conocido,

lo confieso.

, que tanto has besado;

, que me has enseñado,

sabes mejor que yo que,

hasta los huesos sólo calan los besos

que no has dado, los labios del pecado.

Porque una casa sin ti es una emboscada,

el pasillo de un tren de madrugada,
un laberinto sin luz ni vino tinto,
un velo de alquitrán en la mirada.