16.1.10

La persistencia de la memoria

Hoy mas que nunca me identifica este cuadro. Será por el echo de que me siento abatida y destruida por las memorias insistentes que se quedan? Será porque transito días hostiles, y me acerco al recuerdo tan nítido como una visión? Será, acaso, porque mañana es diecisiete, y hoy es dieciséis de enero? Será porque hace dos años descubrí cual era la verdadera importancia de la memoria?. No lo se. Y en ese sentido estoy tranquila, no necesito dar ninguna opinión particular sobre esto. Esto es mio, es parte de lo que me gusta ser. Me gusta recordar, aunque en muchos casos sea doloroso, me gusta acordarme de muchas cosas, aun cuando no todo es maravilloso. Aun cuando las cosas pierdan sus cualidades con el paso del tiempo, aun cuando mis memorias sean incompletas, y estén tan cargadas de vida que llenen de significados las rutinas de mi presente. La persistencia de la memoria es un cuadro de Salvador Dali que me representa, hoy, ayer, y mañana. En todas mis faces, en todas mis caras, en las mas profundas, en las mas superfluas, y lo celebro, porque elijo, a pesar de todo, recordar. Les agrego valor a mis memorias, las recreo de vez en cuando, y las amo siempre. Muchas veces, me atacan, me declaran la guerra, pero siempre terminamos firmando la paz. Siempre encontramos la amnistía. Siempre se deshacen conmigo, y, entonces, las guardo en un cajoncito, pequeño y solitario, escondido detrás de un árbol grande, tal vez de un ginkgo, dentro de mi cabeza, y allí se quedan hasta que recobran fuerzas y vuelven a aparecer. Pero no me sorprenden, en realidad, yo se que toda la vida va a ser así, y van volver en los momentos mas inoportunos, y me van a traer lo que era a lo que soy. Y, en realidad, me desilusionarían si no lo hicieran, porque las necesito para no traicionar jamas a mis ideas.

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