Que extraño es cuando nos ponemos a pensar en lo pasado. Es raro darse cuenta de que muchas cosas han cambiado, otras siguen iguales. Darnos cuenta de que hemos cambiado nosotros mismos, y de que las personas que nos rodean también lo han hecho. Encontrarnos diferentes, crecidos, maduros. Encontrarnos extraños. Es difícil entender que ya no volveremos a ser chiquitos, que no volveremos a vivir las mismas experiencias que hace años. Es difícil dar vuelta la pagina, volver a empezar, aprender cosas de nuevo. Aveces crecer es doloroso, da miedo.
Es interesante aveces, volver la hoja atrás y ver por todo lo que hemos pasado, lo que hemos madurado, las cosas buenas y malas, los errores y los aciertos, los problemas y sus soluciones. Aveces hacer esto nos ayuda a resolver el presente, el ahora, ese que es urgente que nos llama y nos llama. Es útil pero cada pagina esta humedecida, esta mojada con gotas saladas. Cada recuerdo es una sonrisa y una lágrima a la vez. Las memorias son obtusas, son irreales, son inverosímiles en la inmediatez del instante. Es extraño ponerse a pensar en ello incluso. Todo es tan relativo. Aveces exageramos los momentos que nos parecen mas importantes, otras veces no les damos valor. Lo importante es siempre tenerlos cerca, porque aunque aveces la nostalgia nos entristezca, son aquellos momentos que vivimos los que nos hacen ser lo que somos ahora, y serán ellos mismos los que nos acompañen cuando estemos solos, los que nos ayuden, y los que nos contengan, porque nos pertenecen, porque son pedacitos de nosotros mismos.
