14.3.09

Y en este mundo tan putamente dado vuelta, vivimos y soñamos, soñamos con vivir. Y vivir es soñar. Y al despertar, nos damos cuenta de que estamos, pero desaparecemos. Omitimos ideales, expresamos desacuerdos. Somos todos, somos uno. Solo de vez en cuando, somos alguien. No siempre existimos, pocas veces hablamos. Pero abrimos la boca sin parar, decimos sin decir, no dejamos nada, y suponemos dar todo.
Mierda, dice la vida. Vamos!, dice el olvido. Y el recuerdo pasa frio, y la memoria sin sonido, descubre una grieta en la mente del, todavia, vivo. El recuerdo que es olvido, el olvido que tapa ahujeros, la memoria que sangra por la herida, pero la cabeza no lo nota. El corazon adormecido, bajo el efecto narcotico de una anestecia bien aplicada, en funcion de un mal propocito.
Pero el mundo sigue girando, y el tiempo sigue pasando. El destiempo ingrato del amor no correspondido, la amargura infinita del rencor que pincha la herida, y, retuerce con gracia cruel, el dedo sobre el dolor.
Y, aquel, el valiente, el que levanta la voz, el que alza la mano, el que dice que no, el que piensa, se siente ahogado por el periodico, se enfurece con el mundo, busca soluciones. Sus vecinos, sus colegas, todos piensan que esta loco, ¿Todos piensan?, todos reciben lo que sus mentes quieren captar, oyen lo que los oidos quieren oir.
Asi se degeneran las maravillas, asi se desfraudan las ilusiones, asi se entristese el destino, asi se escribe el punto final y el adios de una historia marcada por el error. Una historia marcada por los finales abruptos, las heridas sin cicatrizar, los rencores mal curados, los odios, olvidados.

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