4.12.12

Lo siento querido, fue todo culpa mia

 
Por momentos siento que puedo arreglarlo todo, pero luego viene tu silencio que es tan eterno como irremediable; tu silencio que es ausencia que me abraza y me destroza.  Camino los días con la esperanza de encontrar la curvatura, la puerta, el error, el agujero que me devuelva lo perdido, que me traiga el pasado nuevamente, que me rencuentre.  Y al final del día lo único que queda es el vacío, el cansancio de la búsqueda frustrantemente inútil.  Entonces solo queda tirarme a dormir anhelando no encontrarte allí, o volver eternos los sueños, volver realidad las noches, y pesadillas los días. Pero se acerca la mañana cruelmente rápido, y los ojos no aguantan la falsedad de estar cerrados, vuelven a abrirse y comienza la caminata incesante.

 Lamento no haber estado a la altura de toda tu esencia de feliz circo infantil, no haber comprendido los silencios y las miradas, de haber confundido los sonidos de los demás con las verdades.  Pero por momentos siento que puedo retroceder el tiempo,  y es cuando me ataca tu silencio que es tan real como inverosímil; tu silencio que es verdad con presencia de “hubieras”.  Entonces corro el laberinto del tiempo en busca de la salida, pero son callejones tan largos que intuyo el círculo que me atrapa en tus cabellos. Y  al comienzo del día sé que estoy mal, que no hay mas allá, sin embargo esta incertidumbre es lo que me mantiene en pie, y tal vez tu sentencia sea el final, por eso la retraso y me distraigo entre enredaderas de colores mientras vos abrís y cerras caminos, entras y salís de mi, armas y desarmas el castillo de naipes en el que me gusta imaginarnos. Y al final de la escapada siento que puedo cambiar los capítulos de esta historia, entonces me llama tu voz  que me despierta con palabras tontas;  tu presencia que es ausencia y fe de regresos, que es tan feliz como peligrosa, pero que me recuerda mi nombre y, aunque sé que cada persona cambia, vuelvo a sentir el olor a jazmín y tus primeras canciones en mis oídos que son plegarias y rezos, que a mi boca le hace falta murmurar de vez en vez para saborearlas.
Puede parecer estúpido pero este sube y baja con el que juego a vivir es mi remedio para tu partida, el antibiótico para nuevas heridas, pero solo funciona con mis desvelos. Ay, si pudiera controlar a mis ensueños! Si pudieran recetarme las pastillas que reclama Joaquín, las que me impidan soñarte… A veces creo que es mas fácil volver el tiempo atrás con una maquina que poder hablarte, entonces escribo con la intención de que un día, quizá muy lejano, seas vos quien lea, quien piense, quien haga, quien diga, quien necesite de mi para seguir.  Este es el secreto de mi talento, tan solo un plan maestro por el cual leas, te reconozcas entre los puntos y los acentos, desvistas con tus manos este libro y mientras se caigan las páginas, también se caigan mis prendas ante tus ojos, como se han caído las estrellas en tu sonrisa la vez que te conocí. Y, siempre voy a ser la simple niña petiza de cabellos ondulados, piel blanca y pecas que un día te dijo que te amaba, te beso con todo el amor que existía en el mundo y se abandonó a tus pestañas con todos sus secretos y deseos.  Para siempre, y pase lo que pase, no habrá amor mas grande que el que pueda darte esta sencilla persona que te escribe y describe a lo lejos.


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