8.10.12

ay de tu calidez

Ay de mis estaciones, de mis meses, de tus tiempos -que fueron eternos- de tus horas. Ay de vos y tus años. Ay de mi que te busco entre personas, letras y mundos. Ay de quienes no quieren vernos. Ay de ellos que persiguen a distancia nuestros besos arremetiendo contra los deseos, en contra de sentimientos, flores, hojas, y melodías. Ay de los amigos que nos acompañan, que alientan, que nos protegen; ay de ellos que nos miran con timidez, con compasión, como a dos niños que apenas saben caminar. Ay de los otoños, los abriles, los crueles, los septiembres, los octubres, y los festejos. Ay de tu aspereza, mi suavidad, tus silencios, mis sonidos, tus pestañas, mis ojos, tu boca, mi delirio. Ay de mis fobias tan ridículas que te provocan risas. Ay de tus misterios tan intrigantes que se esconden en los lunares de mi cuerpo, pero también en los laberintos de tu barba. Ay de los complejos con mi cuerpo y tu encantadora costumbre de responder a ello con un beso. Ay de los espacios que nos separan, que nos motivan, que nos invitan a arrimarnos. Ay de las contrariedades de las que sos presa por momentos, y a las cuales les declaro la guerra, prestándote mis ojos para que te veas con ellos. Ay de la canción que todavía no tenemos, de la que se nos escapo y de la que todavía no conocemos. Ay de tu nombre que combina tan bien con mis "te quiero", que el poner "Y, te quiero, L" suena a poesía suena a soneto, suena a oración. Ay corazón  ay del dolor al que no olvido, con el que te convocaba en mi mente, el que me acompaño por senderos vacíos de vida, cubiertos de olvido. Ay de todo aquello que soy que se redime en tus brazos; de todo aquello a lo que pertenezco que se resume en tu ojos. Ay de las lluvias que hoy ya no asustan.

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