9.6.09

La imagen

Desperté y lo primero que vi al abrir los ojos fue su imagen; la imagen de un hombre que había cambiado mi vida. Pero el no estaba allí, y aunque era imposible que el estuviera a mi lado en ese momento, me sentí protegida y abrase a esa imagen perfecta que mis retinas habían guardado. Porque el siempre estaba aquí, allí, y en todos lados. Ese recuerdo pictórico fue la sorpresa que mi cuerpo me tuvo al empezar el día. Con ese recuerdo me levante, y lo seguí viendo a lo largo de la mañana. Siempre entre mi subconsciente y la realidad, siempre tan cercano y a la vez lejano. Haciendo que cada minuto pasara sin importancia, logrando que lo cotidiano sea mágico. Todo lo importante del mundo cabía entre su sonrisa y los lunares de su rostro, y esa era la afirmación más verdadera que jamás había formulado.
La imagen en mi cabeza se fue desvaneciendo conforme llegaba el mediodía, y proporcionalmente mi humor iba tornándose más taciturno. Pero justo cuando su imagen entre mis ojos y el mundo se había borrado, apareció su persona. Justo cuando creía que todo iba a empeorar, todo fue mejor.
Parecía a propósito, parecía un plan premeditado entre mi subconsciente y el. Siempre estaba cuando lo necesitaba, decía la palabra que yo esperaba, sonreía cuando lo extrañaba, y lo recordaba cuando no estaba.
Siempre sabe que hacer, cuando alguna cosa va mal, nunca inventa problemas, siempre le da calor a mi corazón.
Básicamente es el hombre que yo soñaba, y cada vez que lo veo, me siento afortunada y comprendo lo increíblemente especial y maravilloso que es encontrar a alguien a quien amar, y ser amado por el, al mismo tiempo.

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