21.2.09

Otoño

Vagamente recordaba los acordes de su gran historia de amor. De aquellas que dejan huellas en la vida. Un amor que nació, creció, y murió al compasa de un 2x4. Un atardecer de otoño, con hojas esparcidas por el piso. Un abrazo y unos pasos que sonaban sobre el manto marrón claro de hojas secas.
Tal vez si hubiera sido una mujer de esas que te dejan con la boca abierta al pasar, si hubiera sido una estación de esas que te empañan el mirar, o si hubiera sido una melodía mas conocida. Quizá de esa forma los recuerdos hubieran sido mas frescos. Pero ella era una mujer simple, que no resaltaba del montón, la estación no era mas que un transito, y aquella canción no era mucho mas conocida que ellos.
No recordaba con exactitud su rostro, pero al escuchar su dulce melodía podía sentirla en la piel. Se le erizaba el vello de los brazos, le herbía la sangre, se le paralizaba el corazón y su rostro se ruborizaba, mientras cerraba los ojos.
Pocas veces su melodía le llego a la mente de forma tan nítida que el sentía trasladarse a aquel momento. En aquel otoño, en el que mas hojas cayeron. Y en esos pocos instantes en los que fue feliz.

1 comentario: