5.2.12

Atemporada


Otra lluvia mas que me aterroriza en la ventana ¿Será la antesala de alguna nueva memoria re-encontrada? Y van… ¿Cuántas van? Y, de todas ellas, ¿Cuáles serán las verdaderas, las objetivas?, y mas, ¿Cuáles serán las necesarias?  Me agota la lluvia, me pone de los pelos.  ¿Por qué es que todo lo que escribo tiene que ver conmigo?  Y ahora que me pongo a pensar, la lluvia acabo -y yo jamás aprendí a utilizar las comas- y los recuerdos se fueron por un rato –siempre me olvido de los acentos- , y es un poco como que las tardes de abril se volvieron a ir, pero me esperan, lo presiento, en mis sueños aparecen solapadas en sucesos nuevos, en historias fantasma. Pero, es que las tardes de abril  me acompañan día a día, quedaron impregnadas en algún lugar de mi yo. April is the cruelest month. Que se yo. ¿Cómo saber si es el más cruel? Tal vez Mayo, quizá agosto, probablemente septiembre… seguro septiembre, tiene ese orgullo, sufre y se descarga, si, será septiembre.
El cura tarotista del San Juan, siempre me decía que no podía ver mi futuro porque estaba demasiado impregnada de pasado ¡vaya!  Demasiado- impregnada- de- pasado.  Demasiado, en cantidad superior a la cantidad considerada universalmente como la positiva (cuatro recuerdos son suficientes, 7 son aceptables, 15? De ninguna manera, 1000…. Son demasiados). Impregnada, llena de algo hasta el punto de asimilarlo como parte de mi misma (rebalso, pero siempre se encuentra más lugar). Pasado, aquello que queda atrás (constantemente estamos construyendo pasados).
Y, todavía me queda una duda: ¿Cada gota será un recuerdo que el cielo intenta soltar porque le duele,  y se deshace en el llanto de alguien como yo en una noche como hoy, y se evapora de vuelta al cielo como mis pasados que siempre vuelven? Seguro que es así, y por eso explico estas lagrimas en mis mejillas, aquella lluvia en el techo, y esta sensación tan mía de que la lluvia no moja, duele.

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