Es extraño extrañarse a uno mismo, casi ridículo se podría decir. Añorar ciertas partes de uno que se perdieron por olvidos, por ausencias, por rutinas. Por rutinas que nos alejan de la esencia, que nos llevan a lugares comunes, lugares simples que no difieren del mundo en demasía, pero que están levemente teñidos de tristeza solo apreciadas por los que conocieron la otra parte del todo. Perdidas por rencores, por envidias, sentimientos encontrados y desencontrados. Descubrirse en el espejo tal cual es uno mismo, sin recurrir a la mirada escrutadora de alguien mas debe ser en cualquier caso el mas singular de los hallazgos en toda la vida.
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