
29.10.12
# 5

27.10.12
# 4

26.10.12
# 3
Verle aparecer caminando por la plaza con ese paso desgarbado y torpe, arreglándose la ropa, mirando el piso, subiendo la mirada solo de vez en cuando, era para Lucia uno de sus momentos favoritos del día Resultaba que se sentaba en el pasto simulando conversar alegremente con amigas, y su única intención era encontrarlo bajándose del colectivo, caminando lentamente por el sendero de arboles, para luego hacerse la tonta y simular sorpresa cuando un beso cotidiano (pero no por eso menos maravilloso) le erizara la piel. Sus amigas conocían el mecanismo, era sentarse, ponerse ellas de espaldas al sendero para que Lucia pudiera vislumbrar sus pasos a lo lejos y así cambiar de lugar en el momento justo para hacer de ese encuentro una virtual sorpresa. Ese instante se prolongaba en cada rincón de la plaza, detrás de cada arbusto, a la sombra de cada árbol y eran segundos robados que justificaban cualquier esfuerzo. Oírle reír por su causa: su voz chillona, sus tonterías sus conversaciones incoherentes, sus atropellos de palabras, sus tropezones, se convertía en un vicio para aquella muchacha que había perdido el miedo al tiempo, y le ganaba al olvido viviendo en el mundo del eterno retorno, de las fluctuaciones y de sus ojos, que de solo mirar, la rescataban.
17.10.12
# 2

Se persignaba, aun sin creer en los santos, por las dudas de que con las vueltas del destino resultara que Dios no estaba solo en sus lunares, por si acaso existiera mas que el demonio de su ausencia.
Quizás sus pies fueran libres de aquella sombra, pero sus manos, sus labios, sus estremecimientos generalizados, sus nervios, sus amores, sus pasiones, sus cabellos, sus historias, sus momentos, sus recuerdos, sus abrazos, sus canciones... todos ellos se rendían reconociendo en el al hombre.
12.10.12
#

9.10.12
De mi pasión a la tuya por mis letras.
Ya por solo ser papel ya vibras, ya tenes ese andar zumbeante que solo entienden estos amantes ocasionales de una mañana en que el sol pudo salir o no, en la que las pupilas todavía ardan con los humeantes vapores de la cronología de sucesos, de momentos a los que no poner un punto no va a contrariar, de explicaciones que "si no dadas, mejor entendidas"; de lujurias infinitas entre el lápiz-lapicera y yo, quien les habla - y quien sabe que otro!- y el papel, y las letras que, zigzagueantes o no, quedaron prendidas a ese instante decisivo para convertirse en poesía.
Ya, por el solo hecho de ser papel ya estas ahí ya danzas con todo lo mejor aprendido y lo no olvidado. Revoloteando las danzantes bailarinas mientras detrás hay un poco mas de todo, de todo aquello, de todo aquello que con un poco menos de distracción pudo haber brotado de lo que soy para apuntalarlo en vos que ya, ya, ya por el único hecho de existir sos eternamente maravilloso.
8.10.12
ay de tu calidez
Ay de mis estaciones, de mis meses, de tus tiempos -que fueron eternos- de tus horas. Ay de vos y tus años. Ay de mi que te busco entre personas, letras y mundos. Ay de quienes no quieren vernos. Ay de ellos que persiguen a distancia nuestros besos arremetiendo contra los deseos, en contra de sentimientos, flores, hojas, y melodías. Ay de los amigos que nos acompañan, que alientan, que nos protegen; ay de ellos que nos miran con timidez, con compasión, como a dos niños que apenas saben caminar. Ay de los otoños, los abriles, los crueles, los septiembres, los octubres, y los festejos. Ay de tu aspereza, mi suavidad, tus silencios, mis sonidos, tus pestañas, mis ojos, tu boca, mi delirio. Ay de mis fobias tan ridículas que te provocan risas. Ay de tus misterios tan intrigantes que se esconden en los lunares de mi cuerpo, pero también en los laberintos de tu barba. Ay de los complejos con mi cuerpo y tu encantadora costumbre de responder a ello con un beso. Ay de los espacios que nos separan, que nos motivan, que nos invitan a arrimarnos. Ay de las contrariedades de las que sos presa por momentos, y a las cuales les declaro la guerra, prestándote mis ojos para que te veas con ellos. Ay de la canción que todavía no tenemos, de la que se nos escapo y de la que todavía no conocemos. Ay de tu nombre que combina tan bien con mis "te quiero", que el poner "Y, te quiero, L" suena a poesía suena a soneto, suena a oración. Ay corazón ay del dolor al que no olvido, con el que te convocaba en mi mente, el que me acompaño por senderos vacíos de vida, cubiertos de olvido. Ay de todo aquello que soy que se redime en tus brazos; de todo aquello a lo que pertenezco que se resume en tu ojos. Ay de las lluvias que hoy ya no asustan.
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