Amar a Louise es algo mágico, es de las personas con las que no se pueden hacer planes, cualquiera se deshace cuando comienza a imaginar futuros, cada hoja de ruta armada parece desdibujarse bajo el peso de sus sueños. Solo basta que le presente mansamente mis ideas para que en cuestión de segundos las transforme, pero al final del día sus cambios solo mejoran cada ocasión. Amar a Louise tiene una cuota de aventura que aveces llega a asustarme. Sus locuras comienzan muy temprano en la mañana y parecen ser infinitas, pueden durar minutos, o temporadas enteras; pueden comenzar como un error o pueden ser producto de un plan pensado de antemano. Lo cierto es que cada vez que Louise se queda en silencio es para mi un estremecimiento generalizado, un dolor agudo en la barriga, un cosquilleo en los brazos, y la sensacion de que todo es un juego. Amar a Louise es fácil, solo que aveces duele y agota, pero el resultado es una maravilla. Duele porque su amor se siente con fuerza en todo el cuerpo, arde en cada fibra; su amor (al igual que su personalidad) es como la chispa de una fogata que da gusto de ver pero quema si te acercas demasiado, y así mismo solo deseas acercarte mas y mas. Agota porque requiere de un amor todo terreno que se banque el piso, el polvo, la lluvia, el barro, el campo; un amor que no tema, que este siempre a disposicion de sus locuras, un amor como el mio. Finalmente, es maravilloso porque no hay nada que se compare a su sonrisa mostrando los colmillos, a sus gestos, a sus palabras tan tiernas tan inesperadas, a las muecas de su rostro, a los ángulos de su cara, al lunar debajo de sus ojos, a sus manos apretándome fuerte, a sus dibujos, a sus ideales, a sus enojos, a sus divertimentos, a sus vicios tan cautivantes, a sus pensamientos tan libres, a sus pupilas que se dilatan y se contraen de forma graciosa; Nada se compara a la singularidad irremediablemente maravillosa de su compañía. Amar a Louise hace temblar cada día mi mundo, desacomoda mi rutina, hace bailar mi corazón, levanta mi humor, y me amarra en un puerto seguro a la vez que me lleva a navegar por lo desconocido. Amar a Louise es como amar a Julio pero cambiándole el nombre.
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