Es extraño extrañarse a uno mismo, casi ridículo se podría decir. Añorar ciertas partes de uno que se perdieron por olvidos, por ausencias, por rutinas. Por rutinas que nos alejan de la esencia, que nos llevan a lugares comunes, lugares simples que no difieren del mundo en demasía, pero que están levemente teñidos de tristeza solo apreciadas por los que conocieron la otra parte del todo. Perdidas por rencores, por envidias, sentimientos encontrados y desencontrados. Descubrirse en el espejo tal cual es uno mismo, sin recurrir a la mirada escrutadora de alguien mas debe ser en cualquier caso el mas singular de los hallazgos en toda la vida.
24.1.10
23.1.10
18.1.10
Quiero alguien que me explique, que me diga, que me cuente lo que pasa, lo que siente. Quiero alguien que me escuche, que me entienda, que me aconseje, que me preste atencion. Quiero alguien que no tema, que no huya, que no se esconda, no que no se averguense de lo que sienta frente a cualquiera. Quiero alguien que me ayude, que me lleve, que me traiga, que este a donde vaya. Quiero alguien que me salve, que me cuide, que me mime, que no me falle. Quiero ser la debil, la pequeña, la inocente, la inmadura. Quiero alguien que me controle, que me cele, que me pelee, que se reconcilie. Quiero alguien que me exija, que se enoje, que se desenoje, que me grite, que me pida perdon, que me disculpe. Quiero alguien que sea lo que desee, y me enseñe a serlo a mi tambien. Quiero alguien que me busque a mi, y no al reves. Quiero alguien que no me cueste encontrar, que no tema llamar, que me intuya al otro lado del telefono. Quiero que me sienta en el aire que respira, que me ame con locura, que me dibuje cualquier cosa, aunque no le salga, aunque no se entienda. Quiero alguien que me defienda, que me consuele, que me distraiga. Quiero alguien que sea bueno, divertido y que me quiera.
El arte de sonreir
Una sonrisa no siempre es clara, no siempre es limpia, no siempre es linda. Una sonrisa aveces miente, aveces esconde, aveces aparenta ser lo que no es. Una sonrisa no siempre es alegría, no siempre es felicidad, no siempre es emoción. Una sonrisa es la mascara mas común para esconder el verdadero sentimiento que se lleva adentro. Hay que desconfiar de las sonrisas, hay que analizarlas, hay que saber interpretarlas. La sonrisa no es por si misma, es por el contexto, es por el resto de la expresión, es por lo que simboliza. Una sonrisa que no llega a los ojos es falsa. Una sonrisa que opaca los ojos es traicionera, no es lo que pretende mostrar, es cruel. El morbo colectivo censura las razones y los porques, y se queda con la frivolidad del gesto, aceptando su veracidad solo por el disfraz, solo por el echo en si. El masoquismo nos obliga a mostrar sonrisas embusteras, sonrisas tristes, sonrisas vacías, sonrisas cargadas de emociones negativas. Estas son las peores sonrisas porque destilan mentiras, muerden los corazones, arden en los ojos, y duelen en el alma. La sonrisas claras son lo mas grato que se le puede regalar a unos ojos anhelantes, pues son tan emotivas como hermosas, son reales y eso es decir bastante en este mundo. Responden preguntas, se acostumbran a la alegría, se ponen coloradas cuando las miran, y no pueden dejar de llamar la atención pues son únicas, aun cuando son las mas simples.
El sonreír es un arte, y es tan maravilloso como terrible.
El sonreír es un arte, y es tan maravilloso como terrible.
16.1.10
Al son de Chopin
Habia un gran salon vacio, solo ocupado en un rincon por un piano, un enorme piano de cola con su correspondiente asiento. Solo dos personas se encontraban allí. Un hombre sentado junto al piano, con expresión ansiosa. Se encontraba a la espera de la otra persona. En la otra punta del salon, el rincon mas alejado, estaba parada una mujer. Lucia un vestido de fiesta largo, estaba maquillada y su pelo estaba prolijamente recojido en un rodete.
Se miraron en silencio durante unos momentos y luego, sin mediar palabra, èl comenzo a tocar. Ella tomo con cuidado su cabello y lo desato, se saco sus tacos y los acomodo a un costado. Una vez que sus pies rozaron el fresco piso del lugar, comenzo a danzar. Sus pasos y movimientos eran de una sutileza que armonizaba con la melodia, pero tanto la bailarina como el pianista transmitian libertad.
Ella tenia una personalidad avasallante y, el la observaba de a ratos absorto en sus pasos.
Ambos vivian como unico cada instante hasta que el toco las ultimas notas. Entonces s e despertaron del ensueño, y se escucho un aplauso cerrado. Fue la mejor, y la ultima actuacion de sus vidas. Todo sucedio al son de Claro de luna, al son de Chopin.
Se miraron en silencio durante unos momentos y luego, sin mediar palabra, èl comenzo a tocar. Ella tomo con cuidado su cabello y lo desato, se saco sus tacos y los acomodo a un costado. Una vez que sus pies rozaron el fresco piso del lugar, comenzo a danzar. Sus pasos y movimientos eran de una sutileza que armonizaba con la melodia, pero tanto la bailarina como el pianista transmitian libertad.
Ella tenia una personalidad avasallante y, el la observaba de a ratos absorto en sus pasos.
Ambos vivian como unico cada instante hasta que el toco las ultimas notas. Entonces s e despertaron del ensueño, y se escucho un aplauso cerrado. Fue la mejor, y la ultima actuacion de sus vidas. Todo sucedio al son de Claro de luna, al son de Chopin.

Un día diferente a los cotidianos, un día igual a cualquir otro, según el punto de vista. Un mundo mal barajado desde el comienzo que da lugar a todo; que no deja espacio para nada.
Cuando no hay ningun lugar en el mundo para ser feliz, cuando no hay ni un instante en la historia para ser libre ¿A dónde van las personas?¿A dónde para la vida? ¿A dónde pertenecen los sueños cuando no hay momento para dormir, y no se permite anhelar?
Un hombre grande en sus ideales, importante en su vision, gigante en su caracter, simple en sus pensamientos. Un hombre que al nacer no vio lo mismo que todos, abrió los ojos de verdad, dió la cara y le hizo frente a la realidad. Aprendió a vivir con libertad, ejercito el pensamiento crítico, y no dejo que lo conviertan en un titere, no se conformo con ser solo un numero, no se dejo manipular.
Pero este mundo desvalorizado no permite que florezcan los ideales, y es obvio, ya que una sociedad resignada es facil de dominar. Y, un día, un hombre fue asesinado, y , otro día, otro hombre fue secuestrado, pero sus ideas, me alegra decirlo, no fueron olvidadas.
La persistencia de la memoria

La solitaria Eloisa
Hacia un tiempo que había dejado atrás la infancia, y hoy, un último vestigio de ella, desaparecía para siempre. Eloisa estaba tirada en la alfombra de su habitación, boca abajo, apoyando la cabeza sobre una almohada. Hacia pocos minutos que estaba en esa posición pero fueron eternos para ella, entonces, la incomodidad la empezó a vencer, y aunque se negaba a hacerlo, tuvo que darse vuelta, y se quedo recostada mirando hacia el techo. Su mirada estaba perdida, y mientras tanto, de sus ojos brotaban innumerables lágrimas. Sus ojos estaban colorados, y sus parpados caídos, siendo ese el lugar de partida de las gotas de tristeza, su camino seguía por la mejilla, su nariz también colorada, y morían en las comisuras de la boca, donde la inercia hacia que se limpie con la lengua los labios humedecidos.
En el cuarto no se encontraba nadie más que ella. En la casa solo estaba ella. En el mundo se encontraba sola, también.
Los espasmos, que al principio habían sido incontrolables, ahora iban desapareciendo, dando paso a una calma antes impensada. Ya era conciente de si misma, ya podía controlar sus emociones.
Poco a poco se incorporo en el piso, y vio el desorden que en su habitación reinaba, todo era producto de sus repentinos cambios de estado en la ultima hora. Había frazadas enroscadas en la cama, zapatillas en los lugares más incoherentes, y fotografías esparcidas por la alfombra. Este desorden le producía una incomodidad inexplicable, un malestar que no tenía nada que ver con el hecho de tener que ordenarlo, sino más bien, con la certeza de que la razón de su tristeza era real y no una pesadilla, puesto que allí tenía la prueba tangible. Pero entre todas las cosas que había, nada le molestaba más que las fotografías, las cuales se encontraban a su izquierda.
Eloisa comenzó, entonces, una muda lucha contra ellas. Pretendía ignorarlas y luego, sin detenerse a examinarlas, deshacerse de ellas. Pero lo que parecía una simple pelea, se convirtió en un cruel combate secreto, ya que las fotos, sin moverse, sin realizar ningún tipo de movimiento, la hipnotizaron atrayéndola hacia allí. En ese momento, sin proponérselo, sintió un deseo irrefrenable de tomarlas, de acariciarlas, de verlas y revivir esos retratos, sentir esos instantes fugaces que habían quedado inmortalizados en las fotografías hacia mucho tiempo atrás. Pero cuando lo hizo, se dio cuenta rápidamente de que había sido un error, uno del que ya se arrepentía pues sentía las consecuencias de su impulso comenzar a latir dentro suyo. Su cuerpo dejo de pertenecerle, y se abandono a la tristeza. Volvió la opresión en el pecho, el mareo, el dolor de cabeza, y volvieron a humedecerse sus ojos, aunque no llegó a escaparse ni una sola lagrima.
De a poco, fue recobrando el aliento, y sintió como sus músculos dejaban la tensión en la que se encontraban. Así que, le presto atención a todo su cuerpo, olvidando sus pensamientos, y la angustia. Escucho los latidos acelerados de su corazón en el pecho, vio como se erizaban los vellos de su brazo cuando soplaba una leve brisa. Cuando se supo más tranquila, volvió a mirar las fotos. Ahora las veía de modo distinto, con una leve sonrisa que amenazaba con salir, con los ojos brillosos, todavía controlando el llanto. Eran momentos bellísimos de un tiempo que fue maravilloso en muchos aspectos. Segundos robados a una fuerza poderosa, eran aquellos préstamos que nos da la vida cada tanto, en los que saboreamos el más dulce néctar del placer, nos arraigamos, nos atamos a las hojas de los árboles en el afán de asegurarnos allí, y olvidamos el otoño; entonces llega una brisa y se acaba el alquiler de la vida, ahora hay que devolver aquello que nos habíamos adueñado, pero de lo que no teníamos mayor derecho que cualquier individuo en el mundo.
Se dio plena cuenta de que no se arrepentía de nada de lo que se reflejaba en esas imágenes.
Fue ahí que comenzó otro cambio en su estado de ánimo, se sentía eléctrica, necesitaba sentir el movimiento, quería que la rueda de la vida gire y la lleve de nuevo arriba, con la mayor rapidez posible. El sonido de sus propios suspiros no le permitía concentrarse, y, sin embargo, era inevitable para ella regalarse a si misma con ellos.
Aquella batalla la habían ganado las fotografías.
Quería, ahora, borrar todos los rasgos de la cruel contienda en la que había salido perdedora, es por eso que se levanto lentamente y tomo las fotografías sin miramientos y las tiro dentro de un sobre de papel madera, el cual guardo en una caja debajo de la cama. No iba a deshacerse tan fácilmente de una parte de su vida, de un trozo tan importante de su historia. No iba a conformarse con el abandono de sus memorias.
En el cuarto no se encontraba nadie más que ella. En la casa solo estaba ella. En el mundo se encontraba sola, también.
Los espasmos, que al principio habían sido incontrolables, ahora iban desapareciendo, dando paso a una calma antes impensada. Ya era conciente de si misma, ya podía controlar sus emociones.
Poco a poco se incorporo en el piso, y vio el desorden que en su habitación reinaba, todo era producto de sus repentinos cambios de estado en la ultima hora. Había frazadas enroscadas en la cama, zapatillas en los lugares más incoherentes, y fotografías esparcidas por la alfombra. Este desorden le producía una incomodidad inexplicable, un malestar que no tenía nada que ver con el hecho de tener que ordenarlo, sino más bien, con la certeza de que la razón de su tristeza era real y no una pesadilla, puesto que allí tenía la prueba tangible. Pero entre todas las cosas que había, nada le molestaba más que las fotografías, las cuales se encontraban a su izquierda.
Eloisa comenzó, entonces, una muda lucha contra ellas. Pretendía ignorarlas y luego, sin detenerse a examinarlas, deshacerse de ellas. Pero lo que parecía una simple pelea, se convirtió en un cruel combate secreto, ya que las fotos, sin moverse, sin realizar ningún tipo de movimiento, la hipnotizaron atrayéndola hacia allí. En ese momento, sin proponérselo, sintió un deseo irrefrenable de tomarlas, de acariciarlas, de verlas y revivir esos retratos, sentir esos instantes fugaces que habían quedado inmortalizados en las fotografías hacia mucho tiempo atrás. Pero cuando lo hizo, se dio cuenta rápidamente de que había sido un error, uno del que ya se arrepentía pues sentía las consecuencias de su impulso comenzar a latir dentro suyo. Su cuerpo dejo de pertenecerle, y se abandono a la tristeza. Volvió la opresión en el pecho, el mareo, el dolor de cabeza, y volvieron a humedecerse sus ojos, aunque no llegó a escaparse ni una sola lagrima.
De a poco, fue recobrando el aliento, y sintió como sus músculos dejaban la tensión en la que se encontraban. Así que, le presto atención a todo su cuerpo, olvidando sus pensamientos, y la angustia. Escucho los latidos acelerados de su corazón en el pecho, vio como se erizaban los vellos de su brazo cuando soplaba una leve brisa. Cuando se supo más tranquila, volvió a mirar las fotos. Ahora las veía de modo distinto, con una leve sonrisa que amenazaba con salir, con los ojos brillosos, todavía controlando el llanto. Eran momentos bellísimos de un tiempo que fue maravilloso en muchos aspectos. Segundos robados a una fuerza poderosa, eran aquellos préstamos que nos da la vida cada tanto, en los que saboreamos el más dulce néctar del placer, nos arraigamos, nos atamos a las hojas de los árboles en el afán de asegurarnos allí, y olvidamos el otoño; entonces llega una brisa y se acaba el alquiler de la vida, ahora hay que devolver aquello que nos habíamos adueñado, pero de lo que no teníamos mayor derecho que cualquier individuo en el mundo.
Se dio plena cuenta de que no se arrepentía de nada de lo que se reflejaba en esas imágenes.
Fue ahí que comenzó otro cambio en su estado de ánimo, se sentía eléctrica, necesitaba sentir el movimiento, quería que la rueda de la vida gire y la lleve de nuevo arriba, con la mayor rapidez posible. El sonido de sus propios suspiros no le permitía concentrarse, y, sin embargo, era inevitable para ella regalarse a si misma con ellos.
Aquella batalla la habían ganado las fotografías.
Quería, ahora, borrar todos los rasgos de la cruel contienda en la que había salido perdedora, es por eso que se levanto lentamente y tomo las fotografías sin miramientos y las tiro dentro de un sobre de papel madera, el cual guardo en una caja debajo de la cama. No iba a deshacerse tan fácilmente de una parte de su vida, de un trozo tan importante de su historia. No iba a conformarse con el abandono de sus memorias.
Risso.
Sabado dieciseis de enero
Acaba de comenzar el dia con una llovizna que no alcanza a mojar pero que molesta. Llueve afuera y adentro solo escribo para olvidarme de la lluvia que inevitablemente se inmiscuye en mi. Generalmente no me gusta la lluvia, pero hace un tiempo habia descubierto las maravillas de las gotas de agua caidas del cielo, habia aprendido a quererlas, a respetarlas. Ahora se me olvido todo eso, y las gotas de lluvia no son mas que candados que me impiden salir.
Me quiero distraer del afuera que se moja, pero acumulo palabras sobre eso.
Acaba de comenzar el dia con una llovizna que no alcanza a mojar pero que molesta. Llueve afuera y adentro solo escribo para olvidarme de la lluvia que inevitablemente se inmiscuye en mi. Generalmente no me gusta la lluvia, pero hace un tiempo habia descubierto las maravillas de las gotas de agua caidas del cielo, habia aprendido a quererlas, a respetarlas. Ahora se me olvido todo eso, y las gotas de lluvia no son mas que candados que me impiden salir.
Me quiero distraer del afuera que se moja, pero acumulo palabras sobre eso.
11.1.10
Que aún en ausencia
Todo.
Todo esta en la mente, aquí en la cabeza, lejos de todo, cerca de lo importante en realidad. Todo merece su momento único, irrepetible y magnifico. Todo pretende ser esencial en la vida, aunque la mayoría de las cosas no interesan demasiado. Todo quiere dejar huellas, plantar bandera y colonizar estados. Todo quiere ser, estar, correr, gritar, esconderse, ampliarse, expandirse, reproducirse, y vivir. Todo quiere recibir sin dar, ganar sin arriesgar, saber sin aprender, ser feliz sin luchar. Todo quiere ser eterno, mutable, dúctil, sencillo, y extraordinario. Todo sueña levantar la cabeza entre una multitud de cabezas gachas. Todo llega cuando no lo esperas, se asienta cuando no debería, y se va cuando no queres. Todo se equivoca, se cae, se levanta, se tropieza, se cae, se vuelve a levantar, camina, choca con otros todos, se cae, se cansa, se derrota, resurge. Todo me permite existir, continuar andando. Todo es doloroso para apreciarlo, y maravilloso para extrañarlo. Todo comienza lentamente, y termina con rapidez. Todo es superfluo, y profundo a la vez. Todo es contradictorio si se analiza. Todo es sin sentido y con una lógica demasiado sencilla, demasiado tonta. Todo es por de mas aburrido, y exitantemente interesante. Todo es nada. Todo esta aquí adentro, y sale, solo de vez en cuando, a dar una vuelta afuera.
7.1.10
Suscribirse a:
Entradas (Atom)