Esta triste la noche ¿que le pasara? Tiene las nubes opacas, las estrellas vacías ¿Sera que le afecta mi soledad?. Supe que lloro mientras dormía y que dejo de hablarle a los amantes. ¿ Conoció lo que duele el desamor de la luna que se fugó de su lado? Esta angustiada y llueve y yo la acompaño con mis humildes gotas, pero no basta ni para ella, ni para mi. La luna y mi hombre se parecen: se esconden, huyen, vuelven como si nada pasara, brillan por unos instantes, y en las mañanas ya no están. Pero no estés mal noche amiga que cada estrella vale por la ausencia, y, aunque las nubes las tapen, detrás siempre están ¿Crees que la luna que en mi vida alumbra vuelva como la tuya? Sin importar las letras que derrame queriendo ayudar, esta triste la noche, y me pregunto: ¿Cuando acabara?
23.12.12
15.12.12
# 6

Sentada sobre aquel colchón, Camila, sentía los murmullos de esas paredes que guardaban la voz de Junio (el junio tiempo y el Junio hombre), las promesas de futuro susurradas entre abrazos y lágrimas, como las que ahora mismo recorrían sus mejillas. Entre sus ojos y el mundo había un velo donde se proyectaban sus pasados haciendo que llueva en el presente. Se proyectaba la película del día del primer beso, cuando un festejo absurdo devino en abrazo que resvalo en beso y luego sorpresa; el film de algunas tardes frías que pasaban sentados en algún banco de la plaza del centro, o en alguna vereda cercana al San Juan Bautista, en donde se escondían y besaban, charlaban de pavadas, reían como amigos y planeaban complots contra el tiempo, puras utopías, fracasos alegremente anunciados.
Camila recordaba, además, las ultimas palabras antes del abismo "Lo siento querida fue todo culpa mía", y la aparejada sensacion tan honda de no saber convivir con la felicidad.
Tan fijo miraba que se le cansaron los ojos, se recosto y durmió. En el sueño corría entre septiembres y octubres luminosos, escuchando canciones largamente conocidas, escapando de amarguras enraizadas entre sus labios. Soñó con hombres que desaparecían. Soñó que sentía un dejavu, que se ponía a llorar, y mientras, la almohada en que su cabeza apoyaba, se humedecía tristemente.
14.12.12
9.12.12
Carta compleja para alguna de tus identidades de parte de todas mis humanidades.
Junio:
Ante tus
ojos tienes a la mujer innombrable que te enseño lo que era ser amado. Una
mujer que pasó de ser solo una –M suelta en un papel, para convertirse en poema
con todas las letras. Junio, ante ti se descorren todos los tules que te
separaban del delirio vulgar incoherente peligroso y fatal que solo puede
encerrarse en la palabra Camila, lo que para ti es un sinónimo de amor. Esta mujer que soy yo, te escribe mientras
recuerda al unicornio azul que se le perdió, aquel que la abandono para dejarle
espacio a tu presencia que se avecinaba como poderosa. Ante tu rostro me
sonrío, se sonríe Camila, y me sonrío yo, la real; y es solo para vos,
Junio.
Ante tus
ojos hay un metro sesenta y cuatro de pura locura pecosa que se desvive por
aprender a quererte bien. Y hay un poco
mas, hay atardeceres en la plaza, días lluviosos en mi cama, besos en los
lunares, tardes en tu auto, besos esparcidos por bocas ajenas, labios nerviosos temblorosos que esperan ser
para ti tentación, respuesta, compañía; ojos llorosos colorados brillosos (brillo sos), que
pretenden llevarte a pasear por sentimientos, recuerdos, verdades.
Ante ti,
parada, erguida, digna, esta parada la mujer que dejo de ser niña con tu
despedida, que aprendió a cuidarte a la distancia, que se convirtió en
poetiza por la fuerza, por la necesidad
de no olvidarte. Junio, estoy parada ante ti para mirarte a los ojos
cuando te diga que estoy orgullosa de ser lo que soy y de amarte como lo hago desde el día en que te vi, cuando todavía no era
Camila, ni vos Junio; eso vino después.
Comprendo que te asuste pero debes de saber que ante ti
tienes parada a una mujer inconmensurable que solo se mide en tus ojos, que solo se recuesta en tu pecho, que solo
duerme en tu compañía, que esta segura de quien es y de quien eres, y que te
vuelve a elegir cada día.
Camila.
4.12.12
Lo siento querido, fue todo culpa mia
Por momentos siento que puedo arreglarlo todo, pero luego viene tu silencio que es tan eterno como irremediable; tu silencio que es ausencia que me abraza y me destroza. Camino los días con la esperanza de encontrar la curvatura, la puerta, el error, el agujero que me devuelva lo perdido, que me traiga el pasado nuevamente, que me rencuentre. Y al final del día lo único que queda es el vacío, el cansancio de la búsqueda frustrantemente inútil. Entonces solo queda tirarme a dormir anhelando no encontrarte allí, o volver eternos los sueños, volver realidad las noches, y pesadillas los días. Pero se acerca la mañana cruelmente rápido, y los ojos no aguantan la falsedad de estar cerrados, vuelven a abrirse y comienza la caminata incesante.

Puede parecer estúpido pero este sube y baja con el que juego a vivir es mi remedio para tu partida, el antibiótico para nuevas heridas, pero solo funciona con mis desvelos. Ay, si pudiera controlar a mis ensueños! Si pudieran recetarme las pastillas que reclama Joaquín, las que me impidan soñarte… A veces creo que es mas fácil volver el tiempo atrás con una maquina que poder hablarte, entonces escribo con la intención de que un día, quizá muy lejano, seas vos quien lea, quien piense, quien haga, quien diga, quien necesite de mi para seguir. Este es el secreto de mi talento, tan solo un plan maestro por el cual leas, te reconozcas entre los puntos y los acentos, desvistas con tus manos este libro y mientras se caigan las páginas, también se caigan mis prendas ante tus ojos, como se han caído las estrellas en tu sonrisa la vez que te conocí. Y, siempre voy a ser la simple niña petiza de cabellos ondulados, piel blanca y pecas que un día te dijo que te amaba, te beso con todo el amor que existía en el mundo y se abandonó a tus pestañas con todos sus secretos y deseos. Para siempre, y pase lo que pase, no habrá amor mas grande que el que pueda darte esta sencilla persona que te escribe y describe a lo lejos.
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