11.5.10

Como el amor se juega, y con el amor no se juega.

Un punto en el espacio, solo. Único, aquel punto. Un territorio demasiado amplio para semejante soledad. Vasto imperio de nunca acabar para asimilar la inútil presencia de un ser condenado al individualismo. Pero no quería su destino. Busco en otros ambientes cambiar sus estrellas. Busco no ser un punto condenado: deseaba manejarse en su infinita libertad acompañado. Que ironía, busco juntar su soledad con la de alguien mas. Busco acompañar las miserias. Sin darse cuenta quería cambiar las palabras: miserias por alegrías. Y el punto se movió lentamente hacia un costado, pero no encontró mas que vació. Se movió, entonces, al otro lado, y solo había un precipicio. Caminos que no conducían a nada, se dijo. Pero siguió porque no tenia mas que perder. Y finalmente logro lo que era mas que un deseo, algo que era casi una necesidad. El punto necesitaba un contacto, algún tipo de vinculo con algo mas que el mismo porque dentro de si mismo explotaba. Y no sabia hablar, porque no tenia quien lo escuche. Y no sabia escuchar tampoco, porque nadie hacia ruidos. Y no sabia amar, porque no había a quien querer. Se sentía vació. Era tan solo un punto. Pero ahora había descubierto algo que no conocía. Había trazado un alinea en su largo recorrido y, en la lejanía vio otra linea, que no salia de el. Una linea que se alejaba pero no se conectaba con el mismo: había otro punto. Aquel nuevo punto estaba lejos, era extraño, era desconocido, era peligroso, pero estaba. Había alguien como el en el otro extremo de la linea que vagaba por el universo buscando algún contacto. Eso lo esperanzo y comienzo una nueva historia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario