Queridísima Julia:
He mantenido este soliloquio por demasiado
tiempo, tanto que se me estiro hasta transformarse en algo nuevo. Me asaltan preguntas como siempre: ¿Sera que
me reconocerás en el cielo? ¿Recordara tu boca mi nombre? No lo sé, nunca lo
sabré, vuelvo a mi monologo. Julia no
quiero olvidarte pero tu omisión me obliga, me empuja a dejar partes de mí
atrás, partes de mí que ya se fueron contigo donde quiera que estés. Todavía no
atranco mis barcos en ningún puerto y no
apoyo mis pies ni para tomar impulso pero la ausencia es tan intensa que me
dobla y a veces hasta me quiebra. ¿Recuerdas aquello de robarte estaciones? Ya
se acabó, me atrapaste, pero quédate tranquila Julia mi amor que pronto te
devolveré los otoños. Abril me asesino tantas veces, tantas, querida,
tantísimas, ya no sé cuántas, pero mayo me despierta y en Junio ya estoy como
nuevo. No es para incomodarte, vos me
conoces, pero se me acumulan tantas
dudas en la garganta que apenas puedo tragar, apenas puedo seguir adelante
Julia. He reducido tan drásticamente mi vida a tu adoración que dejar de
esperarte me puede llegar a matar, sin embargo me rindo a lo inevitable, me
rindo a ti nuevamente, y tomo tu huida como un desafío. Te sigo amando, aun a la distancia, pero ya no
puedo esperarte, ya no espero tu vuelta. En esta carta me abstengo de
respuestas. Julia, aplaco mis dudas, acallo todo lo que de una forma u otra siempre
he querido gritarte, hoy me despido amor mío. Mi llanto ya no te rozara la
mejilla, ni mis suspiros te despeinaran los cabellos.
Fue gustoso enfocar mis ojos en ti, y todo mi afán por tu
felicidad te seguirá a donde vayas. Adiós amiga infinita.
Lorenzo.
Amor eterno a cada palabra que escribis♥
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