
Tu boca me roza y me convoca, me figuro presa en tus ojos que me miran, me queman, me besan, y se cierran. De vos me queda la mañana, que se burla de mis caras de idiota enamorada. De vos me queda el compas de tus latidos tan cercanos que me llaman. De vos me queda el aroma a otoño, la textura de tus manos ásperas que me toman y se suavizan en mi piel, el gusto a boca amada entre los labios que se irritan de esperarte, el sonido de tu voz que me paraliza, y la imagen de un pocito de tu pera en donde me escondo. Puede que hablar sobre, puede que incluso los besos estén de más, puede que solo importe la mirada que me reconoce. Los ojos que brillosos se reflejan y en los míos se buscan, manejan el instante, ellos lo dicen todo. Pero… Tu boca me roza y me convoca, te figuro plegaria de alguna religión mundana, instancia imposible. Tu carácter sublime me aterroriza y me fascina, estas sobre mí y dentro de mí como un cielo nocturno, como el que nos miraba rozar.
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