Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen "No vayas a lastimarme".
Julio Cortazar, "Rayuela", 1963.
No hay comentarios:
Publicar un comentario