3.6.11

Los cronopios, en cambio, esos seres desordenados y tibios, dejan los recuerdos sueltos por la casa, entre alegres gritos, y ellos andan por el medio y cuando pasa corriendo uno, lo acarician con suavidad y le dicen "No vayas a lastimarme".


Julio Cortazar, "Rayuela", 1963.

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