-Sonreía sin timidez ante la mirada penetrante de aquellos mágicos ojos. Era un tipo de ojos que me encendían hasta viéndome de reojo, brillosos y maravillosos. Y mi rostro estaba iluminado frente a aquella hermosa luz. Caminaba por el medio de la calle sin temor, sin miedo alguno a lo que pudiera de una esquina venir. Porque no caminaba sola, porque no andaba vagando, estaba paseando, disfrutando del paisaje y la compañía.
Tarareaba canciones tontas mientras miraba para arriba,
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