29.3.09
27.3.09
25.3.09
22.3.09
21.3.09
Vientos del este (segundo)
De repente se cayeron algunas hojas del Ginkgo, pero eso no pareció importarle, pues sabía que era consecuencia de una especialmente fuerte ráfaga del viento del este. Tomo una de las hojas caídas, y la examino con detenimiento. Largo rato paso mirándola, tocándola, dándola vuelta. Todo era tan extraño a sus ojos, cada pequeñez del mundo era nueva para el. La verdad, no era que el mundo había cambiado, sino, que había cambiado su forma de verlo. Tal vez, era hora de que creciera, de que madurara.
Entonces se le escapo una lagrima. Irreverente, bajo a toda prisa por su rostro, para estallar en su ropa. Era la primera atrevida, pero no iba a ser la última.
Nadie quería acercársele, lo miraban desde lejos pronunciando pomposas palabras en una lengua que el ya no entendía. El sabía que lo vigilaban, pero no le preocupaba.
Y, el viento del este, volvió a soplar, y le llevo a sus manos una flor. Era una hermosa flor blanca, parecida al jazmín, pero más pequeña. Tenía el olor a la tierra húmeda todavía. Decidió que la iba a guardar, para luego ponerla en agua. Decidió que la iba a cuidar. Decidió que no quería que le sucediera nada malo.
Miro al cielo y, entre las nubes, le fue fácil encontrar a la luna. Había salido temprano ese día.
20.3.09
17.3.09
Hay un trazo de verdad, algún lápiz, o tal vez un sentimiento que dibujó atardeceres, casitas bajas y también todos mis sueños. Una tarde y un lugar, sólo un instante para recordar, las palabras, la ciudad que salió a relucir, antes de que yo llegara. Y todo ha cambiado tanto que se mezclan mi valor y mis recuerdos. Antes acá brillaba el sol, los pasajes eran todos mis cuentos. Una noche, una verdad encriptada en el tiempo y aún sin descifrar. Una lluvia con calor, una estrella y ningún sol, sólo un espacio y deseos. ¡Deseos y realidad!, un fuerte golpe a la sensibilidad. Embriagadas de dibujos, acuarelas y pasión contruyéronse mis alas.
♣
Me arden los labios de esperar aquello que no llegara jamas. Me arden, porque saben que deben resignarse a estar secos. Mis labios saben que hay palabras que ya no pronunciaran. No habrá un futuro para ciertas cosas que no se han dicho aun, serán como embarazos que no llegan al parto; eso serán mis palabras ahora. Aquellas que fueran puñales en otros tiempos, mañana serán solo lamentos, tristes quejidos de dolor. Todo lo que salga de mi boca sera tristeza.
Los ojos ya estan humedos por las lagrimas que estan prontas a llegar. Aquellas que seran el rocio cotidiano de mi rostro; un rostro anochecido sin amaneceres. Porque el dia en que el brillo se escape se acerca, porque la luz no tardara en apagarse y cuando lo haga sera para siempre. Conoceran una mirada perdida, un par de ojos buscando mas alla de lo que pueden ver, mas alla de lo que pueden entender.